Publicado el marzo 15, 2024

El 28 de junio de 2025, la accesibilidad web deja de ser una opción para convertirse en una obligación legal con multas de hasta 1.000.000 €.

  • Errores comunes como un mal contraste de color, la falta de navegación por teclado o atributos ALT vacíos no solo excluyen a millones de usuarios, sino que son la base de futuras sanciones.
  • Ignorar criterios como el tamaño de los botones o la gestión de errores en formularios crea barreras funcionales que impiden la compra y generan frustración.

Recomendación: Auditar y corregir estos puntos de fallo críticos es la única estrategia para garantizar el cumplimiento del Acta Europea de Accesibilidad y proteger su negocio.

Como propietario de un negocio digital o desarrollador, invierte tiempo y recursos considerables en crear una interfaz atractiva y una experiencia de usuario fluida. Se obsesiona con las tasas de conversión, el diseño visual y el rendimiento. Sin embargo, existe un factor silencioso que puede invalidar todos esos esfuerzos y, peor aún, exponer a su empresa a riesgos legales significativos: la accesibilidad web. A menudo se percibe como un tema secundario, una cuestión de «buena voluntad» o un extra para mejorar el SEO. Esta visión es, hoy más que nunca, un grave error de cálculo estratégico.

La conversación sobre accesibilidad no puede limitarse a un debate ético. Debe abordarse desde la perspectiva de la gestión de riesgos y la continuidad del negocio. La realidad es que una interfaz inaccesible no solo es una mala práctica de UX; es una barrera funcional que excluye a una porción considerable del mercado y, muy pronto, una infracción legal con consecuencias económicas directas. No se trata de cumplir una lista de verificación técnica de las pautas WCAG, sino de comprender el «porqué» detrás de cada criterio. Cada fallo de diseño no es un simple error de código, sino un pasivo latente, una puerta abierta a quejas, demandas y, sobre todo, a la pérdida de clientes que no pueden completar una compra o acceder a un servicio.

Este artículo no es otro listado genérico de buenas prácticas. Es una auditoría de los puntos de fallo más críticos que los auditores y abogados buscan. Analizaremos cómo errores aparentemente menores en su interfaz se traducen en barreras insuperables para millones de usuarios y en riesgos legales inminentes para su empresa. Le mostraremos cómo transformar cada requisito de accesibilidad de una obligación técnica a una decisión estratégica que protege sus ingresos y su reputación.

Para quienes prefieren un resumen ejecutivo, el siguiente vídeo aborda los puntos clave de la legislación sobre accesibilidad web en España y sus implicaciones prácticas para las empresas digitales.

A continuación, desglosaremos los puntos de fallo más comunes y costosos en el diseño de interfaces. Este análisis le proporcionará una hoja de ruta clara para identificar y mitigar los riesgos, asegurando que su plataforma no solo sea atractiva, sino verdaderamente funcional y legalmente sólida para todos.

¿Por qué su botón de «Comprar» es invisible para el 8% de los hombres si usa la paleta equivocada?

La elección del color en una interfaz no es una decisión puramente estética; es un factor crítico de funcionalidad. Un error común es depender exclusivamente del color para transmitir información, como el estado de un botón o un enlace. Para un porcentaje significativo de la población, esta decisión de diseño crea una barrera funcional insuperable. El daltonismo, especialmente la dificultad para distinguir entre rojo y verde, es una condición mucho más común de lo que se piensa. Afecta aproximadamente al 8% de los hombres y al 0,5% de las mujeres. Si su botón de «Añadir al carrito» pasa de un gris inactivo a un verde activo sin ningún otro indicador visual (como un cambio en el texto, un icono o un borde), para ese 8% de usuarios masculinos, el botón puede parecer no haber cambiado en absoluto.

Este problema se extiende más allá del daltonismo. A nivel mundial, se estima que 2.2 mil millones de personas tienen alguna forma de deficiencia visual, lo que incluye baja visión y sensibilidad al contraste. Una paleta de colores con bajo contraste, como texto gris claro sobre fondo blanco, puede hacer que su contenido sea ilegible para una gran parte de su audiencia. Las pautas de accesibilidad web (WCAG) establecen un ratio de contraste mínimo de 4.5:1 para el texto normal, un estándar que muchas webs de comercio electrónico ignoran en favor de diseños «minimalistas» que sacrifican la legibilidad.

Ignorar estos principios no solo es una mala práctica de UX, sino que deja fuera a un segmento de mercado considerable y abre la puerta a quejas por discriminación. Para asegurar que su diseño es funcional para todos, debe:

  • No depender solo del color: Acompañe siempre los cambios de color con indicadores adicionales como texto, iconos, patrones o texturas.
  • Verificar el contraste: Utilice herramientas en línea para asegurarse de que todas las combinaciones de texto y fondo cumplen con el ratio mínimo de 4.5:1 (nivel AA).
  • Evitar combinaciones problemáticas: Sea especialmente cuidadoso con las combinaciones de rojo/verde y azul/amarillo.
  • Simular la experiencia: Use extensiones de navegador que simulan diferentes tipos de daltonismo para auditar visualmente su propia web.

¿Cómo asegurar que se puede comprar en su web sin usar el ratón?

Un punto de fallo crítico en muchas webs modernas es la dependencia total del ratón. Asumir que todos los usuarios navegan con un puntero es un error que excluye a múltiples perfiles: personas con discapacidades motoras temporales o permanentes, usuarios con temblores que les impiden una precisión fina, o simplemente «power users» que prefieren la eficiencia del teclado. La navegación por teclado no es una funcionalidad opcional, es un requisito fundamental de accesibilidad. Un usuario debe ser capaz de realizar cualquier acción clave en su sitio, desde navegar por el menú hasta completar el proceso de compra, utilizando únicamente la tecla `Tab`, las flechas y la tecla `Enter`.

Para que esto sea posible, dos elementos son cruciales. Primero, el orden de tabulación debe ser lógico y seguir el flujo visual de la página. Si al presionar `Tab` el foco salta del logo al pie de página y luego a un botón en medio del contenido, la experiencia es caótica e inutilizable. Segundo, el elemento que tiene el foco debe ser claramente visible. Esto se logra con un indicador de foco (generalmente un contorno o «outline») bien definido. Muchas webs eliminan este indicador por razones estéticas (`outline: none;` en CSS), lo que equivale a hacer invisible el cursor para los usuarios de teclado.

Manos profesionales navegando una interfaz web usando únicamente el teclado con indicadores visuales de foco claramente marcados

El World Wide Web Consortium (W3C) es inequívoco en este punto. Como se estipula en sus criterios de conformidad, es imperativo que toda la funcionalidad del sitio web sea operable a través de una interfaz de teclado. Esta directriz, extraída de los criterios de nivel A de las WCAG 2.1, establece la base para una web verdaderamente navegable para todos. Para auditar este aspecto, intente comprar un producto en su propia tienda sin tocar el ratón. Si no puede, una parte de sus potenciales clientes tampoco podrá hacerlo.

El error de dejar el atributo ALT vacío que deja a los usuarios ciegos sin saber qué venden

Para un usuario vidente, la imagen de un producto en una tienda online lo es todo: transmite calidad, características y deseo. Para un usuario ciego que depende de un lector de pantalla, esa misma imagen es un vacío silencioso si no se implementa correctamente el atributo `alt` (texto alternativo). Este atributo es una descripción textual de la imagen que el lector de pantalla anuncia en voz alta. Dejarlo vacío o, peor aún, llenarlo con texto inútil como «imagen1.jpg», es el equivalente a mostrar un recuadro en blanco a un cliente vidente. Le está negando la información más básica sobre el producto que intenta vender.

El error no se limita a las imágenes de producto. Logotipos, iconos que actúan como botones o infografías que contienen datos cruciales, todos requieren un texto alternativo descriptivo. Un icono de lupa sin texto alternativo es un botón misterioso; un gráfico de ventas sin descripción es solo ruido. La redacción de un buen texto alternativo es un arte: debe ser conciso, descriptivo y funcional. No debe decir «Imagen de…», ya que el lector de pantalla ya anuncia que es una imagen. Debe describir lo que la imagen *hace* o *muestra*. Para un zapato rojo, «Zapato de tacón de cuero rojo con punta afilada» es infinitamente más útil que «zapato».

Este fallo técnico tiene un impacto directo en un mercado enorme. Se estima que hay cerca de 100 millones de personas con discapacidad en la UE, muchas de las cuales dependen de tecnologías de asistencia como los lectores de pantalla para navegar por la web. Excluirlas por un atributo HTML faltante no solo es una oportunidad de negocio perdida, sino que constituye una clara barrera de acceso que puede ser objeto de acciones legales. La única excepción para un `alt` vacío (`alt=»»`) es para imágenes puramente decorativas que no aportan ninguna información, permitiendo que los lectores de pantalla las ignoren y no saturen al usuario con detalles irrelevantes.

¿Qué hacer para que un lector de pantalla anuncie correctamente qué campo del formulario ha fallado?

Los formularios son el corazón de la interacción en el comercio electrónico y los servicios online. Un formulario de pago, de registro o de contacto que es inaccesible es un callejón sin salida para el usuario. Uno de los puntos de fallo más frustrantes ocurre con la validación de errores. Imagine rellenar un largo formulario, pulsar «Enviar» y recibir un mensaje genérico en la parte superior que dice «Se han producido errores», sin ninguna indicación de qué campos son los incorrectos. Para un usuario de lector de pantalla, la situación es aún peor: a menudo, el lector de pantalla no anuncia el mensaje de error o no asocia el error con el campo específico que lo causó.

Para solucionar esto, no basta con colorear el borde del campo en rojo. Se necesita una comunicación explícita y programática. Aquí es donde entran en juego los atributos ARIA (Accessible Rich Internet Applications). Estos atributos enriquecen el HTML para comunicar estados y propiedades a las tecnologías de asistencia. Para la gestión de errores, varios son cruciales:

  • `aria-invalid=»true»`: Se añade al campo `input` para indicar explícitamente que su contenido no es válido.
  • `aria-describedby`: Este atributo vincula el campo `input` con el elemento que contiene el mensaje de error específico. Así, cuando el usuario llega al campo inválido, el lector de pantalla anuncia la etiqueta del campo y, a continuación, el mensaje de error asociado (por ejemplo: «Correo electrónico. Error: El formato del correo electrónico no es válido»).
  • `aria-live`: Aplicado a la región de mensajes de error, puede hacer que los errores se anuncien dinámicamente sin que el usuario pierda el foco del formulario.

Implementar correctamente estos atributos transforma una experiencia frustrante en un proceso guiado. Según se detalla en una guía sobre accesibilidad web, el uso de estos atributos es fundamental para crear formularios robustos.

Atributos ARIA para formularios accesibles
Atributo ARIA Función Ejemplo de uso
aria-live Anuncia cambios dinámicamente Mensajes de error en tiempo real
aria-describedby Asocia descripción con campo Vincular mensaje de error específico
aria-invalid Indica campo con error Marcar campos incorrectos
aria-required Señala campo obligatorio Campos esenciales del formulario

¿Cuándo será obligatorio por ley que su tienda online sea 100% accesible bajo pena de multa?

La accesibilidad web ha dejado de ser una recomendación para convertirse en un requisito legal ineludible. La fecha clave que todo propietario de negocio digital en Europa debe marcar en rojo en su calendario es el 28 de junio de 2025. A partir de ese día, el Acta Europea de Accesibilidad (transpuesta en España por la Ley 11/2023) entra plenamente en vigor, exigiendo que una amplia gama de productos y servicios digitales, incluyendo el comercio electrónico, sean accesibles para las personas con discapacidad.

Esto no es una directriz menor. El incumplimiento de esta normativa expondrá a las empresas a sanciones económicas significativas. Según detalla la Ley 11/2023, las multas pueden alcanzar hasta 1.000.000 € en los casos más graves de infracción. El argumento de que «la accesibilidad es cara» o «no es una prioridad» deja de tener validez frente a un riesgo financiero de esta magnitud. La inversión en una auditoría y remediación de accesibilidad es ahora una partida necesaria en la gestión de riesgos de cualquier empresa digital.

Como subraya una experta en la materia, la perspectiva ha cambiado radicalmente.

La accesibilidad ya no es una recomendación, es un requisito legal y estratégico

– Dariana Lago, Cofundadora de A11ySolutions

El alcance de la ley es amplio y afecta al núcleo de la economía digital. Es crucial que cada empresa determine si sus servicios caen bajo el paraguas de esta nueva legislación para actuar en consecuencia y evitar sorpresas desagradables.

Plan de acción: Verifique su situación ante la nueva ley

  1. Identifique su sector: Revise si su actividad (comercio electrónico, banca, transporte, telecomunicaciones, etc.) está en la lista de servicios afectados por la ley.
  2. Audite sus activos digitales: Realice un inventario de todas sus plataformas de cara al público (webs, apps) que deben cumplir la normativa.
  3. Evalúe la conformidad actual: Contraste el estado de sus plataformas con los criterios de las WCAG 2.1 nivel AA, que son la referencia técnica de la ley.
  4. Detecte brechas y priorice: Identifique los puntos de no conformidad y cree una hoja de ruta para su corrección, priorizando las barreras más críticas como el proceso de compra.
  5. Planifique la remediación: Asigne recursos (internos o externos) para ejecutar las correcciones técnicas y de contenido necesarias antes de la fecha límite.

¿Por qué los botones pequeños y el contraste bajo hacen imposible el uso de apps para mayores de 70 años?

A medida que la población envejece, un número creciente de usuarios mayores de 70 años depende de los servicios digitales para la banca, la sanidad o las compras. Sin embargo, a menudo se encuentran con interfaces que parecen diseñadas en su contra. Dos de los problemas más comunes y frustrantes son los botones y enlaces excesivamente pequeños y el bajo contraste. El envejecimiento natural suele ir acompañado de una disminución de la agudeza visual y de la precisión motriz. Tocar un pequeño icono o un enlace de texto diminuto en una pantalla táctil se convierte en una tarea de una dificultad exasperante.

Un diseño que no tiene en cuenta estas realidades físicas crea una experiencia de usuario excluyente. Los usuarios mayores pueden sentirse frustrados, incompetentes y, finalmente, abandonar el servicio por completo, aumentando la brecha digital. Este no es un problema de nicho; es un fallo de diseño que ignora a un segmento demográfico en rápido crecimiento. La solución no es un misterio y está claramente definida en las directrices de accesibilidad.

Las pautas WCAG, en sus versiones más recientes, han puesto un énfasis especial en la usabilidad móvil y táctil. Se ha establecido un criterio específico para el tamaño de los objetivos táctiles. Según los nuevos criterios WCAG 2.2 para accesibilidad móvil, se recomienda un tamaño mínimo de 24×24 píxeles CSS para cualquier elemento con el que se pueda interactuar. Esto asegura que los botones sean lo suficientemente grandes como para ser pulsados con precisión, incluso por personas con temblores o control motor reducido. Combinar botones de tamaño adecuado con un alto contraste de color no es un favor que se hace a los usuarios mayores; es la base de un diseño universal que beneficia a todos, desde alguien que usa el móvil bajo el sol hasta una persona con una discapacidad visual permanente.

La fallo de diseño responsivo que frustra al 60% de los usuarios que compran desde el sofá

El diseño responsivo (responsive design) se ha vendido como la panacea para la experiencia multidispositivo. La idea de que una misma web se adapte a cualquier tamaño de pantalla es potente, pero su implementación a menudo esconde un fallo de accesibilidad crítico: el bloqueo del zoom. Muchos desarrolladores, en un intento por controlar la apariencia de su diseño, incluyen la siguiente línea en la cabecera de su HTML: `<meta name=»viewport» content=»user-scalable=no»>`. Esta simple instrucción prohíbe al usuario hacer el gesto de pinza para ampliar el contenido en su dispositivo móvil.

Para un usuario con baja visión, que representa a una gran parte de ese 60% de personas que compran online desde dispositivos móviles en entornos relajados, esta restricción es devastadora. Les obliga a intentar leer texto diminuto o a descifrar detalles de una imagen de producto sin la capacidad de ampliarla. Es el equivalente digital a imprimir un documento en una fuente de tamaño 6 y prohibir el uso de una lupa. Esta práctica, aunque común, es una violación directa de los principios de accesibilidad y una fuente de inmensa frustración que lleva al abandono del carrito.

Un diseño verdaderamente accesible no solo se redimensiona, sino que se adapta. Aquí es donde el concepto de diseño adaptativo accesible va un paso más allá del responsivo básico. No se trata solo de que los elementos fluyan, sino de replantear la interfaz para cada contexto, simplificando la navegación y aumentando el tamaño de los controles táctiles en pantallas más pequeñas. La clave es permitir siempre el control al usuario.

Responsive vs Adaptive: Enfoque de accesibilidad
Diseño Responsive Diseño Adaptive Accesible
Redimensiona elementos Reorganiza la interfaz completamente
Mantiene misma funcionalidad Adapta funciones al contexto de uso
Zoom bloqueado frecuentemente Zoom siempre permitido
Misma densidad de información Simplifica según pantalla

A retener

  • La fecha límite del 28 de junio de 2025 para cumplir con el Acta Europea de Accesibilidad es innegociable y conlleva sanciones económicas severas.
  • La accesibilidad no es un tema de nicho; errores de contraste, navegación o texto alternativo afectan a un espectro amplio de la población, incluyendo personas con daltonismo, baja visión o discapacidades motoras.
  • Corregir puntos de fallo técnicos como la gestión de errores con ARIA, permitir el zoom en móviles y asegurar el tamaño adecuado de los botones es una inversión directa para mitigar riesgos legales.

¿Cómo reducir la brecha digital que excluye a las personas mayores de los servicios bancarios y sanitarios?

Los puntos de fallo técnicos que hemos analizado —mal contraste, botones pequeños, navegación por teclado rota, formularios confusos— no son problemas aislados. Cuando se acumulan, convergen en un problema social mucho mayor: la brecha digital. Esta brecha excluye sistemáticamente a segmentos de la población, especialmente a las personas mayores, del acceso a servicios que son cada vez más digitales, como la banca, la gestión sanitaria o las comunicaciones con la administración pública. La digitalización forzosa durante y después de la pandemia ha acelerado esta transición, pero sin tener en cuenta la accesibilidad, ha dejado a muchos atrás.

El problema es sistémico. Según el Observatorio de Accesibilidad Web español, un alarmante 51% de los sitios web del sector público no cumplen con los mínimos de accesibilidad, demostrando que ni siquiera las instituciones están a la altura del desafío. Para el sector privado, especialmente en áreas tan críticas como la banca y la salud, ignorar la accesibilidad no es solo una negligencia ética, sino una decisión empresarial que aliena a una base de clientes leal y con necesidades específicas.

Reducir esta brecha no requiere soluciones tecnológicas revolucionarias, sino la aplicación consciente y rigurosa de los principios de diseño universal. Se trata de un cambio de mentalidad: de diseñar para un usuario «ideal» a diseñar para la diversidad humana real. Algunas estrategias clave incluyen:

  • Implementar lenguaje claro: Evitar la jerga técnica y financiera, utilizando frases cortas y directas.
  • Ofrecer multicanalidad real: No forzar al usuario al canal digital; mantener y reforzar la atención telefónica y presencial como alternativas válidas.
  • Co-crear con los usuarios: Incluir activamente a personas mayores en las pruebas de usabilidad de cualquier nueva aplicación o web.
  • Diseñar para la confianza: Utilizar elementos visuales claros, botones grandes y procesos simplificados que no generen ansiedad ni desconfianza.

En última instancia, todos los aspectos técnicos de la accesibilidad convergen en este objetivo humano. Para construir una estrategia sólida, es vital no perder de vista los principios fundamentales que ayudan a cerrar la brecha digital y garantizan un acceso equitativo para todos.

No espere a la primera notificación o queja de un usuario. Realice una auditoría de conformidad WCAG ahora y transforme un riesgo legal inminente en una ventaja competitiva duradera y una muestra de responsabilidad social corporativa.

Preguntas frecuentes sobre la accesibilidad de imágenes

¿Cuándo debe estar el atributo ALT intencionalmente vacío?

Para imágenes puramente decorativas que no aportan información relevante, se debe usar alt=»» para que los lectores de pantalla las ignoren y no saturen al usuario con descripciones innecesarias.

¿Cómo escribir un buen texto alternativo?

Debe ser descriptivo y conciso, transmitiendo la función o la información esencial de la imagen sin ser redundante con el texto que la rodea. El objetivo es que un usuario que no ve la imagen obtenga la misma información clave.

¿El texto alternativo mejora el SEO?

Sí, además de ser crucial para la accesibilidad, el texto alternativo es una señal importante para los motores de búsqueda como Google Images, ayudándoles a entender el contenido de la imagen. También se muestra si la imagen no carga, mejorando la experiencia de todos los usuarios.

Escrito por Marina Torres, Especialista en Realidad Extendida (XR) y Estrategia de Experiencia de Usuario (UX) con 9 años diseñando entornos inmersivos para retail, formación y salud. Experta en adopción tecnológica y psicología del usuario digital.